Friedkin sin censuras
Cuando en 1973 William Friedkin dirigió El exorcista no pensaba hacer una película de terror, sino un film que indagara en los misterios de la fe. Sin embargo, casi inmediatamente, El exorcista se convirtió en un largometraje emblemático del género. Obtuvo 10 candidaturas en la ceremonia de los Oscar de 1974 y ganó los de mejor guion adaptado y mejor sonido. Posteriormente se rodó una secuela y una tercera parte, ya sin la participación de Friedkin, e inauguró la moda de cintas con temática demoniaca, como La profecía. “A la gente le gusta pensar en cosas así porque, en el fondo, no sabemos nada”, dice el cineasta.
Pero William Friedkin es mucho más que el director de El exorcista, y los espectadores de TCM lo podrán comprobar viendo Friedkin sin censuras, un documental TCM Original en el que el propio realizador repasa su filmografía con la ayuda de actores como Matthew McConaughey y de compañeros de profesión como Quentin Tarantino o Wes Anderson.
William Friedkin nació en Chicago el 29 de agosto de 1935. Siendo joven se apasionó con el cine después de ver Ciudadano Kane de Orson Welles. Pertenece a la misma generación de cineastas como Brian de Palma, Martin Scorsese, Francis Ford Coppola o Michael Cimino. Comenzó realizando documentales, uno de los cuales ganó el Golden Gate Award en el Festival de San Francisco. Ya afincado en Hollywood, trabajó en la serie de televisión Alfred Hitchcock presenta.
En el cine debutó en 1967 con un musical titulado Good Times, protagonizado por Cher y Sonny Bono. Posteriormente estrenó títulos como The Birthday Party, con guion de Harold Pinter, premio Nobel de Literatura en 2005; La noche del escándalo Minsky’s o Los chicos de la banda, películas todas ellas que resultaron un fracaso en las taquillas. 1971 fue el año de su consagración gracias a The French Connection: Contra el imperio de la droga, un film protagonizado por Gene Hackman, Roy Scheider y Fernando Rey que ganó cinco premios Oscar, entre ellos el de mejor director para William Friedkin.
Un año después dirigía El exorcista, un film basado en la novela de William Peter Blatty que fue un auténtico bombazo en las taquillas del todo el mundo. “No me veo a mí mismo como artista. Hago películas comerciales, hago un producto diseñado para que la gente lo compre”, dijo en una ocasión. Sin embargo, en su ya dilatada filmografía, Friedkin se ha embarcado en títulos con una mayor ambición artística. Carga maldita, por ejemplo, protagonizada por Roy Scheider y Paco Rabal, era una versión de El salario del miedo de Henri Georges Clouzot, pero resultó un rotundo fracaso cuando se estrenó en 1977.
Después de El exorcista, Friedkin dirigió títulos como A la caza con Al Pacino o Vivir y morir en Los Ángeles con William Petersen y Willem Dafoe. Se ha dedicado también al montaje de óperas. “Los cantantes quieren lo mismo que los actores y a mí me apasiona la complicidad que se establece entre todos los que colaboramos en el proyecto”, dice. Lo que nunca piensa hacer es retirarse. “Eso significaría que estoy muerto”, reconoce.